Campos de golf a salvo de la crisis: no entiendo nada

Golf

Los promotores tienen muy claro que ante el cerrojazo bancario, las únicas viviendas que pueden tener alguna posibilidad de venderse son las que se ofrezcan más bajas de precio porque requieren menor importe de hipoteca y menor esfuerzo de amortización. No obstante, en esta crisis la realidad es mucho peor que la peor de las previsiones y la banca ya ni siquiera financia viviendas VPO, lo cual comprobaron gobierno y promotores cuando asistieron perplejos a cómo la banca saboteaba también su apuesta por la VPO como paliativo para el parón del sector.

Las viviendas en las urbanizaciones de golf pueden no ser siempre las más caras, de hecho hay algunas promociones que se anuncian a precios muy agresivos, pero, excepciones aparte, a nadie se le escapa que las viviendas del golf no son precisamente las más bajas de precio.

Ahora que el mercado de viviendas está en plena caida libre, resulta casi una misión imposible vender minúsculos apartamentos de menos de 120.000 euros en un bloque de viviendas en los extraradios de una pedanía. Si la venta del producto más vendible del mercado de viviendas –que en crisis no es otro que la vivienda de menor precio- resulta todo un reto, no parece disparatado pensar que la venta de viviendas en complejos con campos de golf tiene que estar atravesando un verdadero calvario.

Y para empreorar las cosas, los británicos que hasta hace bien poco acaparaban buena parte de las compras de las viviendas del golf han dejado de adquirir viviendas en España por la crisis y por el temor a resultar engañados. Quienes más se podían beneficiar de la inversión británica en segunda vivienda no eran los promotores de pequeños apartamentos en los extraradios de pedanías de interior, sino precisamente los promotores de viviendas en la costa y en las urbanizaciones con campos de golf.

Resulta extraño que la misma prensa que ahora nos informa de que las promociones del golf resisten a la crisis es la que nos venía anunciando las dificultades de sus promotoras para obtener préstamos sindicados, lo cual –hagamos de aquí de malos tan retorcidos como un analista de riesgos bancario- no ocurriría si sus viviendas se estuvieran vendiendo tan alegremente como leemos en esta noticia.

Confieso que mis clientes, pequeños y medianos promotores, no promueven macrourbanizaciones con campos de golf, así que no tengo cerca a quien me pueda resolver el misterio de que sigan adelante los proyectos de urbanizaciones en torno a campos de golf.

Definitivamente, no entiendo nada. Ni entiendo nada de golf ni entiendo nada de esta noticia… salvo, claro está, que sea un publireportaje con una buena capa de Max Factor para que el lector se lo trague a pies juntillas. Al fin y al cabo sólo unos pocos idiotas somos tan insentatos como para descubrir y denunciar lo mal que nos va a todos en un sector inmobiliario que, aunque afronte una crisis infernal, es del que depende nuestra economía. Y los promotores de urbanizaciones con campos de golf distan mucho de ser idiotas, así que es normal que escondan sus miserias y canten las excelencias de su próspero negocio.

El otro día en un foro inmobiliario alguien nos increpaba a los demás participantes porque entendía que, cuanto más habláramos de la crisis, más la agravaríamos y más difícil nos resultaría salir de ella. Ojalá este forero tuviera razón en su versión suave del discurso de nuestro presidente.

Hace un tiempo Zapatero confesaba que su sentido de la responsabiliad le exigía hablar de la buena marcha de la economía porque nadie querría embarcarse con un capitán que demostrara inseguridad. Así que parece que en la ética política resulta más aceptable dirigirnos con mentiras hacia un seguro naufragio. Y desde su partido se sigue insistiendo en que los que hablamos de crisis somos antipatriotas.

Yo no soy antipatriota, señor presidente, ni tampoco patriota, porque eso de la “patria” es un invento perverso de ustedes los políticos, yo sólo soy un naúfrago de su barco que exige un plan de rescate.

Al parecer, si hacemos un esfuerzo patriótico y cerramos los ojos mientras borramos de nuestra mente la palabra “crisis”, entonces “la ligera desaceleración” –o, si prefieren, “la circunstancia innombrable de nuestra economía”- terminará por aburrirse y desaparecer. Qué tontos somos que no lo habíamos pensado. Esta genialidad se le tiene que haber ocurrido al Luisma de la serie "Aída".

Si negar la crisis es patriotismo, podían incorporar la siguiente meditación patriótica de ZP para las clases de educación para la ciudadanía:

“Soy próspero, mi patria es próspera, más próspera que la de Berlusconi y que la de Sarkozy, y mi mujer está más estupenda que Carla Bruni, Obama me quiere y el banco es mi amigo y, como soy buen patriota y creo en la fortaleza de nuestra economía, me perdona la hipoteca… ¡Oooommmm!”

Se acabó la polémica, la causa y naturaleza de la crisis ni es financiera ni es inmobiliaria, sino que es una crisis de patriotismo.

Si todos fuéramos unos verdaderos patriotas como nuestro presidente, nos bastaría con cerrar los ojos y negar la "circunstancia innombrable de nuestra economía" para hacer desparecer las colas del paro, los EREs, las caídas del consumo, las cartas de requermiento de pago de las hipotecas, los desahucios, los embargos, los inmigrantes que se ven obligados a retornar a su tierra, etc. Gracias a nuestro presidente, uno se siente con superpoderes. Ya casi estoy por escalar el Llambrión para emular la gesta de mi presidente para el reportaje de Cuatro.

Quizás deberíamos hacer como la banca, declarar que todo nos va bien, que todo nos va estupendo y que si ofrecemos depósitos al 6 y al 7 por ciento no es porque nos falta liquidez, sino porque somos generosos y estupendos… Y, claro está, a los promotores de las urbanizaciones del golf, las viviendas se las quitan de las manos.

El 'boom' de los campos de golf resiste los embates de la crisis inmobiliaria.
LaVerdad.es 22.09.08 J. Mollejo

Los promotores siguen adelante con los 27 proyectos que están en construcción o en trámite.

Una ley de Desarrollo Sostenible fijará la distancia mínima que debe haber entre instalaciones.

El golf pasa de la crisis. Al menos, por ahora. A pesar del parón de la actividad constructora y la caída en la venta de viviendas, el desarrollo de campos de golf sigue adelante en la Región, que cuenta con 27 proyectos en trámite o en construcción, y para los que la Consejería de Desarrollo Sostenible ultima una ley que marcará los estándares mínimos de calidad y seguridad.

El estado actual de la cuestión es el siguiente: la Región de Murcia cuenta con 14 campos de golf en funcionamiento, 8 en construcción, 3 más que ya han recibido la declaración de impacto ambiental favorable y otros 16 en trámite para su aprobación, según datos de Desarrollo Sostenible. Ninguno de los promotores y ayuntamientos interesados en su construcción ha renunciado a ellos, a pesar de que la crisis inmobiliaria ha cumplido ya un año desde el estallido del caso de las hipotecas basura.

Todos los proyectos de campos de golf aprobados y en trámite (41) disponen de la necesaria autorización para su riego, que es el primer trámite a cumplir y que concede la Confederación Hidrográfica del Segura.

Bajo consumo.

La escasez de agua en la Región tampoco supone un impedimento para esta actividad. Un campo de 18 hoyos precisa una media de 400.000 metros cúbicos de agua al año, y el consumo previsto para los 41 campos en juego y en tramitación en la Región apenas supondría el 1% del volumen de agua que se emplea en la agricultura, según mantiene la Consejería de Desarrollo Sostenible.

No obstante, la tónica general en los campos en funcionamiento es el uso de agua depurada procedente del consumo humano. La intención de la Consejería es utilizar la ley que regulará los campos de golf para ordenar el sector y establecer unos criterios básicos de calidad. «Queremos que la urbanización del entorno se adapte a las condiciones mínimas de calidad que debe tener el campo de golf, y no al revés», indica el director general de Calidad Ambiental, Francisco José Espejo.

El borrador legislativo en el que trabaja la Consejería, y que ha negociado con la Federación de Golf y la Asociación de Campos de Golf, establece criterios sobre la ubicación, el diseño y la integración paisajística de los campos, incluso recomienda el tipo de hierba a utilizar para reducir el consumo de agua y también se estudia fijar las distancias mínimas que debe haber entre distintos campos para evitar que la Región se sature con estas instalaciones.

El consejero de Desarrollo Sostenible y Ordenación del Territorio, Benito Mercader, asegura que «tenemos la oportunidad de mejorar los desarrollos futuros a través del establecimiento de estándares mínimos y criterios claros para la adecuada ubicación, diseño, integración en el entorno, construcción y gestión del campo de golf. La Región ya es un ejemplo en la gestión sostenible de los campos de golf y el respeto al medio natural, pero la nueva ley nos permitirá avanzar aún más en esta actividad, que trasciende el deporte e influye de forma decidida en otros ámbitos, como el turismo, el ocio y la economía».

Jornadas técnicas.

Mercader agrega que su consejería «no va a frenar el desarrollo del golf en la Región, siempre y cuando se lleven a cabo los trámites necesarios, se cumplan los criterios establecidos y los requisitos ambientales, y se obtenga la concesión de la Confederación Hidrográfica para el uso en el riego de los recursos hídricos necesarios».

La intención de la Consejería es presentar el borrador de la nueva ley en las II Jornadas Técnicas de Desarrollo y Gestión Sostenible de Campos de Golf, que se celebrarán los días 13 y 14 de noviembre en el Hotel Hyatt de La Manga Club, bajo la organización de la Dirección General de Calidad Ambiental.

2 comentarios:

  1. Le acompaño en la perplejidad. Acabaremos montando el salón en el hoyo 9.

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  2. Ya verá como nos vamos acostumbrando al golf: ya tenemos aquí la pelota de la crisis, que los políticos están dejando rodar y rodar; el hoyo lo tendremos muy pronto en las cuentas públicas y en el fondo de pensiones; y el palo... el palo es el que nos han dado a los ciudadanos los tiburones de la banca mientras nuestros políticos jugaban al golf.

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