Revolución. Me apunto

Sarah Palin

Había dejado el blog, me había tomado unos días de asuntos propios en esto de bloguear. Quién me iba a echar de menos ahora que el mundo está en buenas manos con líderes jovenes, guaperas y bien bronceados como Obama y Berlusconi mientras nuestro presidente y su equipo diplomático se arrastran para que la caricatura que inspiró a Michael Moore no nos castigue sin silla por aquella torpe sentada cuando sonaba el himno americano y nuestra retirada de tropas de otra guerra del petróleo, ese líquido negro, sucio y espeso del que todos dependemos, que se ha convertido en colesterol para nuestro planeta y que engorda los negocios de los Bush siempre a los pies de los saudíes. Y el resto del mundo al pie de los Bush. Al menos hasta dentro de un par de meses.

Como Rosa Díez, soy escéptico en que este kenioamericano de buena planta que nos ha devuelto un poco la ilusión tenga verdadero margen para arreglar el mundo. Pero, aunque Obama tenga poco margen de maniobra, eso no quita que nos devuelva un poco de esperanza y de idealismo, aunque eso no nos pague la hipoteca ni la cesta de la compra, que esas ni nos la va a pagar Obama ni tampoco Rosa Díez ni ningún otro político por bienintencionado que se nos presente.

Seamos positivos, Mc Cain no parecía mala gente, sólo un poco bastante equivocado de partido, pero tuvo que venderse a los republicanos más fundamentalistas si quería la candidatura. En fin, parecía el menos malo de todos los malos del partido republicano. Basta compararlo con la reina de la belleza de Alaska que nos traía de regalo, la candidata 2012, Sarah Palin, con más vestuario que el que los contribuyentes pagamos a Pilar Miró. Tengo que reconocer que a mí la Palin no me daba ningún morbo, eso de la película porno es un poco bizarro, a mí esta señora no me pone nada, sólo me asusta. Me parece la reencarnación de una puritana quemabrujas que ahora quemaría terroristas, y para ella sería terrorista, antiamericano y antipatriota hasta Colin Powell, si sólo le descubriera un tatuaje escondido con una media luna o un amigo de la infancia con nombre musulmán. Y encima tiene su carnet de amiga del rifle, vamos con la cara de loca que tiene y ese carnet, los niños del vecindario no creo que se acerquen a llamar a su casa en Halloween por el truco o trato. Esta los encañona y les suelta un “yo no negocio con terroristas”. Bendito Obama. Cuídate de la CIA. Contrata de jefe de seguridad a Jack Bauer de la serie “24 horas”. Del resto no te fíes. Para algunos fundamentalistas americanos representas una amenaza mayor que el Bin Laden que ellos mismos parieron.

Ahora una de idealismo. Revolución. Me apunto. Vengo del blog Diencéfalo, desde donde últimamente se cuece una revolución contra la farsa política y los amos del mundo. Bildelbergers y Trilateralistas, ojito que en el blog Diencéfalo se habla de revolución.

Lo malo es que a mí de revolucionario ya me queda poco, yo ya le vendí mi alma al capitalismo, al sistema y a los amos del mundo cuando contraté mi hipoteca. Y aún me quedan casi 30 años más de esclavitud hipotecaria. Y luego seguro que ya se les ocurre algo para volver a tenerme esclavizado. Pero en fin, aún puedo patalear.

Las dictaduras son injustas en sí mismas, pero la democracia es una gran farsa, otra injusticia en la que también hay dictadores, aunque permanecen en la sombra moviendo a los políticos como títeres, y también hay represión de la libertad, pero mucho más sutil, si no háblale de libertad a los afectados por los EREs con la mirada perdida en la cola del paro, a los indigentes en la cola de los comedores de la beneficencia o a los inmigrantes con los sueños truncados que se plantean retornar a su país. Te dirán lo libres que son en esta tierra de oportunidades.

Casi da igual quien nos gobierne porque apenas hay diferencia entre que gobierne la derecha de la marquesa consorte asidua a Bildelberg, esa presidenta de libro a la que le cuesta llegar a final de mes y que privatizaría hasta el consumo de oxígeno o que gobierne la izquierda republicana vendida al capital que entronizaría a los líderes sindicales barrigones y a los burócratas del partido.

Poco importa que ahora nos gobierne la neoprogresía de limusina y caviar para engorde de los lobbies de poder. Botín y Fainé se frontan las manos, como dicen por ahí “este gobierno cuidará bien del BOTÍN de Zapatero”. Mientras, los artistas afines al régimen chupan de la teta de nuestros impuestos y obtienen trato de favor, desde Concha Velasco a Sardá o Bosé. Les ha salido rentable hacerle campaña a ZP.

Y luego un machácame con la serie “Cuéntame” para que los Alcántara nos recuerden que aún podíamos estar peor. Sospecho que la radicalización de la serie empalagosa de guión forzado es una ocurrencia de Pepe Blanco para recordarnos que al lado de Franco, este gobierno socialista del 15% de paro es una bendición. Como sigan aumentando el paro y los EREs, los guionistas van a tener que tomar muchas aspirinas para ver como hacer aparecer en la serie a Calígula o a Vlad el Empalador y poder hacer bueno a Zapatero.

Y ahí va el juez superestrella por libre, el oportunista más inoportuno, en plena crisis y con el vergonzoso colapso judicial, jugando a Buffy abretumbas. No es que lo que pretende no sea justo, aunque me da la impresión que al señor juez le importa la mucho más conseguir su estrella en el paseo de la fama que la justicia para las familias de los fusilados, que no la restituye un juez abretumbas.

Alguien le debería a su señoría que a los españoles las víctimas de ambos bandos no nos son indiferentes, pero ahora mismo lo que nos preocupa más es el paro y la crisis. Están bien las exhumaciones para identificar a las víctimas y reconfortar a las familias, pero digo yo que después de haber aguantado enterrados más de medio siglo, lo suyo tiene espera hasta que se resuelva la crisis y el colapso judicial.

Ya me temo que el juez estrella encause a Dios por su responsabilidad subsidiaria al dejar nacer a Hitler, Stalin y Pol Pot.

Señorías de la Audiencia Nacional, prioricen un poco en esto de combatir a las amenazas y terrores de nuestra sociedad. Que ahora las víctimas son otras –los parados de la cola de la oficina de empleo, las familias desahuciadas por no poder hacer frente a las hipotecas, los inmigrantes retornando a sus países de origen- y los verdugos aún viven y andan sueltos. Y llevan traje de Armani, reloj Cartier, guardaespaldas y chófer. Y presiden este o aquel banco o corporación empresarial, además de alguna fundación benéfica. Si lo que te preocupa es el genocidio, Garzón, mira hacia el sur, más allá de Marbella, más allá de los palacios del rey de Marruecos. Atrévete a mirar el genocidio del hambre y el sida en África y en otros países del tercer mundo, porque los genocidas aún viven –no hay que tirar el dinero de los contribuyentes en pedir su certificado de defunción- y a muchos nos reconfortaría verlos sentados en un banquillo. Pero dudo que vayamos a asistir a ese juicio contra los genocidas amos del mundo.

Aquí es más crimen una quema de fotos de la familia real, que lo único que tiene de crimen es la estupidez del acto en sí mismo, que algunos no se han enterado que la familia real hoy ya no es Borbón sino Botín. Como muchos no se han enterado aún que tienen muchos más privilegios los artistas que la iglesia católica, vamos que una legislatura más y Zapatero firma un concordato con la SGAE.

En fin, si aquellos simpatizaban con el Opus y los Legionarios de Cristo estos exprimen al contribuyente para favorecer a los artistas. Unos piden que hagan santo a Escrivá de Balaguer y otros le ponen una calle a la Bardem.

Volviendo a la primera potencia mundial, al final seguirán gobernando los amos del mundo. Las elecciones son una farsa y la democracia una falacia. No esperemos que arreglen el mundo ni Obama ni Mc Cain, porque esto ya no tiene arreglo ni resucitando a Kennedy, Lincoln y Washington. Ahora ya todos los políticos gobiernan para los amos del mundo que diversifican su inversión financiando a la vez todas las campañas: bancos, petroleras, eléctricas, materias primas agrícolas, industria armamentística, alimentaria, medios, etc.

Se equivocaban los que pensaban que los que mandaban el mundo eran los de la ridícula o infame foto de las Azores. Es cierto que cuando en un momento en la historia reciente, antes de las Azores, gobernaban a la vez los tres presidentes asesinos, Bush, Putin y Ariel Sharon, pensé que se iba a anticipar el fin del mundo que tanto nos estamos currando para que llegue pronto. Pero volviendo a los de las Azores, estos también tenían sus patronos. Eran unos mandados, porque también hay mandados poderosos, que se jubilan de la política volviendo a sus negocios petroleros o con una cátedra en la Universidad de Georgetown o dando conferencias millonarias como Clinton. Puede que sean unos mandados, pero están muy a salvo de la crisis.

En nuestra sociedad neofeudal están los amos del mundo y están sus mandados, pero entre los mandados hay clases, están los dirigentes, los políticos, los líderes mundiales o locales, que son los mandados que tienen derecho a mandar un poco o mucho –siempre atendiendo a la voz de su amo- y luego estamos los parias. También dentro de los parias estamos los que vamos intentando sobrevivir más bien mal que bien a la crisis económica y están los que ya hacen cola en el comedor de beneficencia o los que esperan en algún olvidado país de África las ayudas internacionales que nunca llegan.

No nos engañemos, entre un régimen tirano saudí, una dictadura china, una democracia asesina rusa y democracias más evolucionadas en su farsa como la de España o USA, la única diferencia son las formas, aunque me quedo con las democracias occidentales, que entre los males hay que elegir el menos malo.

Cambia poco que gane Obama en USA o que nos salga en España un Obama capaz de ilusionarnos. Nuestro único beneficio va a ser ese, la ilusión. Pero la ilusión la mata la CIA, la mata el partido o la mata el sistema.

Los dueños del mundo son otros. Los dueños del mundo dejan que los políticos que tienen en el bolsillo interpretan una farsa para el pueblo. Está claro que el amo es Botín y el lacayo Zapatero, como el amo era Polanco y el lacayo González. Los políticos interpetan una farsa para la plebe. Pueden ser farsantes profesionales, como la mayoría de los políticos que me vienen a la cabeza o idealistas que al final estarán condenados a bailarles el juego o ser expulsados del baile.

El alcalde de San Fulgencio que nos descubrieron las cámaras ocultas intentando trincar dinero de promotores inmobiliarios está muy lejos de ser una excepción, lo sabríamos si sometiéramos a cámaras ocultas a todos los alcaldes de nuestra geografía, y en el congreso tenemos lo mismo, pero sus señorías son en general más refinados que un alcalde de San Fulgencio, aunque el listón está bien bajo con semejante personaje.

Y si en el mundo quedan cuatro locos desentonando por ahí como Chávez –este además de desentonar, desafina- o Evo Morales, acabarán también vendiendo su alma al capital y abriendo cuentas en Suiza, sólo es cuestión de tiempo, porque eso es lo propio de la especie humana. Admitamos que somos así.

Y tenemos la experiencia del comunismo de verdad, no el de Llamazares, sino el de Rusia: un precio muy alto en términos de libertad para alimentar un sistema ineficaz, que siendo a priori el más justo y solidario, en la práctica es incapaz de generar riqueza, sólo de distribuir pobreza. Un sistema desgraciadamente condenado al fracaso.

Así que nos queda el libre mercado en el que campan a sus anchas los amos del mundo. En cuanto a “libre mercado”, los únicos libres de verdad son los amos del mundo y en cuanto a mercado, mírate bien, porque la mercancía somos tú y yo, los que no pertenecemos a esa élite dominante.

El G-20, el G-8 y hasta el punto G se pueden esforzar en poner límites al libre mercado para que no se corrompa aún más. Los amos del mundo no se van a resistir, esos límites no son ninguna amenaza para su poder, sólo adaptarán un poco su juego. No van a renunciar a un sistema que les va tan bien.

No es exagerado hablar de neofeudalismo o de nuevas formas de esclavitud del siglo XXI, mucho más sutiles y bien enmascaradas, pero la injusticia cambia poco: les pertenecemos nosotros y muy probablemente les pertenecerán nuestros hijos.

Desde que firmas una hipoteca o un préstamo les has vendido el alma. Ya te han preparado mucho antes, desde niño te han machacado con multimillonarias campañas publicitarias para que dependas de ellos y te pliegues a los valores consumistas que alimentan sus beneficios. El ojo de Sauron es muy seductor. Ellos te enseñan que hay que mirar los escaparates, pero te aconsejan que no mires a África, que no mires al barrio marginal de tu ciudad, que ese no es tu problema, tú sólo preocúpate por trabajar como te hemos dicho para consumir como te hemos dicho. Y si quieres tranquilizar tu conciencia, consume productos de esa multinacional que ha anunciado que con cada compra que hagas envía unas migajas de sus beneficios a ayudar al Tercer Mundo.

Lo dicho, mi alma ya no es mía. Es de mi banco. Sólo me queda el pataleo, pero patalearé fuerte.

¡Y que viva la revolución!